jueves, 15 de octubre de 2015

Josué [Cont] Cap. 6


La toma de Jericó



El primer Obstáculo del pueblo de Israel para tomar la tierra prometida fue el Jordán como ya vimos anteriormente. También vimos los preparativos para estas batallas (Alabanza y Adoración para recibir instrucción). Una vez que Jehová le da instrucciones a Josué viene la parte de ponerse manos a la obra y nuestro primer versículo del capítulo nos dice:
6  Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.

Cuando esto se cumple en nuestra vida (recordemos que estamos en camino a cumplir las instrucciones de Dios para obtener las bendiciones que nos tiene preparadas) se refleja a veces de la siguiente manera: las circunstancias o aquellos que nos rodean se convierten en ciudades fortificadas. Vemos lo que hallamos frente a nosotros grandes, enormes, impenetrables, cerrados bien cerrados, invencibles o inaccesibles. (un matrimonio, un trabajo, una enfermedad, cualquier circunstancia que se interponga entre nosotros y la bendición que Dios tiene para nosotros). Sin embargo lo que es de Dios será y no habrá nada que lo detenga, así que en el versículo siguiente Jehová habla a Josué:

2 Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra. [...]

Y le explica a Josué exactamente la forma en la que debe proceder para tomar la ciudad:

3 Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días.
4 Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.
5 Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.




8 Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de Jehová, y tocaron las bocinas; y el arca del pacto de Jehová los seguía.

Antes de cruzar el Jordán, era la presencia de Dios (el arca) la que guiaba. En esta batalla una vez dadas las instrucciones, el arca es el que los sigue. Es decir, Dios nos respalda y nos sostiene pero somos nosotros los que enfrentamos los problemas. Nos toca ejecutar sus órdenes en primer plano.


9 Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente.
Es decir, la alabanza, como ya vimos debe ser continua: durante la prueba, la preparación, la batalla y la victoria.

 En los versículos siguientes nos cuenta Josué como es que tomaron la ciudad y el gráfico de arriba. Dieron una vuelta a la ciudad por 6 días simplemente sonando las bocinas y el séptimo día dieron 7 vueltas y gritaron a gran voz.

15 Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces.
16 Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad.
17 Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos.

Jehová les da la indicación de que todo lo que encuentren en esa ciudad no deben tocarlo, salvo los utensilios de oro y plata, los cuales deberán guardar en el tesoro de Dios. En otras versiones más amables dice:

 18 No toquen nada de lo que hay que destruir. Si lo hacen, causarán una terrible destrucción en nuestro campamento.19 Toda la plata, y el oro, el bronce y el hierro serán dedicados a Dios, y deben ponerse con sus tesoros».

Esta parte me encanta porque normalmente Dios da instrucciones difíciles de seguir y aparentemente contradictorias, absurdas o sin sentido aparente. La realidad es que nuestra mente es tan pequeña que aunque queramos no podemos ver lo que Dios sabe. Dios no se limita a un espacio o a un tiempo su visión y conocimiento van mucho más allá.  Vamos a terminar este capítulo con la victoria de los israelitas sobre Jericó y volvemos a este punto.

 20 Cuando los sacerdotes tocaron sus trompetas, los soldados gritaron con todas sus fuerzas y los muros se derrumbaron. Entonces todo el ejército entró en la ciudad, y cada soldado la atacó hasta conquistarla.

 Una vez más la alabanza y la adoración (obedecer) es lo que les da la victoria.
Alabanza: está simbolizada por las trompetas.
Adoración: No está simbolizada, fue el seguir con exactitud las órdenes de Jehová en dar vueltas y la manera exacta de realizarlo.

Hay otro aspecto digno de reconocer: los israelitas obedecen (tal vez de forma mecánica) en gritar, pero no es sino hasta que junto con las trompetas lo hacen con TODAS SUS FUERZAS que el muro se derrumba. Volvemos a ver el poder de la alabanza y la adoración pero la adoración en ESPÍRITU Y EN VERDAD.

Ahora sí volvamos al punto de las instrucciones "absurdas" de Dios. "No toquen nada de la ciudad a la que van a destruir."  Cualquiera de nosotros pensaría que eso es una gran exageración. Yo no sé si la razón que les voy a compartir a continuación sea la única explicación a su instrucción "absurda" o rara o lo que sea, estoy segura que es una de miles porque sólo Dios sabe lo que hace, pero me da gusto haber encontrado por lo menos una.


Hay tres arqueólogos que voy a citar aquí, con sus respectivos descubrimientos en las excavaciones en lo que los estudiosos dirían que fue Jericó:
  1. John Garstang
  2. Katheleen Kenyon
  3. Bryant G. Wood
Estos tres arqueólogos descubrieron cosas que nos pueden explicar por qué Dios pide lo que pide.  


  1. Descubre 4 capas de la ciudad (como si hubieran sido 4 ciudades distintas que se construían una sobre otra cada vez que la anterior era destruida) estaban separadas por material que era evidente que había sido incendiado. El arqueólogo atribuye estas destrucciones, según sus investigaciones y lo que las paredes "cuentan" a incendio, terremoto y una posible conquista. 
  2.  La alfarería fue lo que más predominó en sus descubrimientos (no oro ni plata, ni ningún otro metal.) 
  3. La paredes, dado el material de cada "etapa" de la ciudad también da qué contar. La descripción de la última capa es la siguiente: un doble recinto es decir un muro hacia fuera y el otro por la parte interior. El muro exterior era de casi dos metros de grueso, mientras que el interior de casi 4 metros de ancho y mucho mas alto que el exterior. Sin embargo a pesar de su tamaño estaban hechos de ladrillo pero crudo. (el ladrillo se coce) Los cimientos eran pobres y se encontraron casas construidas al muro (como la de Rahab) lo que debilitaba la construcción.
  4. El arqueólogo encontró también que estos muros fueron derribados devastadoramente, aparentemente por causa de un terremoto, el cual debilitó los muros y estos cayeron hacia adelante, de esta forma es como cae un muro cuando la causa del desastre es un terremoto. (y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.)
Katheleen Kenyon - Descubrimientos (1952-1956)

  1. esta arqueóloga - como muchos otros- han tratado de probar que para cuando se supone que Josué fue a conquistar la ciudad de Jericó está ya había sido abandonada. Sin embargo las veces que lo han intentado y ponen una u otra fecha más tarde se comprueba que o el aparato de C1-14 estaba mal calibrado o la muestra que se tomó no es representativa.  Es prácticamente imposible tener una fecha exacta, estos métodos dan rangos de fechas con diferencia de hasta 150 años eso es por lo menos 2 generaciones. Sin embargo hay otros hechos que podríamos estudiar mejor. 
  2. Grano encontrado: Kenyon encontró en los almacenes de trigo grandes cantidades de grano, lo que sugiere 2 cosas: 1)que era época de siega (Josue 3:15) 2) si el grano estaba ahí, nadie lo tocó; ¿Qué pueblo no tomaría botín de tan preciado elemento? En la antigüedad el grano era invaluable. Pero Jehová les había dicho: "No toquen nada de la ciudad a la que van a destruir." Si hubiesen tomado el grano para sí, no habría evidencia de que esa historia sucedió así como la cuenta Josué.

Cuando Dios nos manda hacer algo es porque tiene sus razones, a veces si le preguntas te explica pero otras ni siquiera vas a entenderlo. Si le hubiese explicado a Josué porque no podían tomar el grano tendría que haberle explicado qué es un arqueólogo, cuantos miles de años iban a pasar etc. De verdad él sabe lo que hace nosotros tenemos muy limitada la información porque estamos limitados al tiempo y el espacio pero él no. HAY QUE CONFIAR EN ÉL y obedecerlo. Nunca nos va a pedir hacer algo que nos perjudique, antes, más bien va a ser algo que nos beneficie a nosotros y a todos los demás también. 


De todos los descubrimientos de G. Wood está este artículo.

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